VIVIAN MAIER
Vivian Maier
fue una niñera pobre y solitaria que durante toda su vida se dedicó a
fotografiar las calles de Nueva York y de Chicago, sobre todo con imágenes de sus
niños y de la vida diaria que captura con su Rolleifex.
Sus
fotografías se descubrieron por casualidad ya que un hombre al comprar una caja
misteriosa en una subasta descubrió cientos de negativos de esta fotógrafa y al
revelarlos vio que eran fotografías muy especiales y cargadas de sentimientos y
emociones.
Vivian era
una mujer atrevida, reservada, misteriosa y peculiar, tenía la obsesión de
guardar objetos como por ejemplo los periódicos del New York Times que le
encantaba leer, vestía raro (ropa de hombre ancha, con sombreros, con botas…),
andaba como un robot, tenía un corte de pelo básico y pasase lo que pasase
siempre llevaba consigo su preciada cámara de fotos colgada del cuello. La
mayoría de fotos están tomadas desde abajo (desde la cintura), esto hacía
disimular al sacar sus fotos y así capturar a la perfección la vida y
sentimientos de la gente a la que fotografiaba. Maier tuvo una infancia difícil,
sus padres se divorciaron siendo pequeña y nunca tuvo la oportunidad de formar
una familia y tener sus propios hijos. La fotografía era su manera de
relacionarse con los demás, pero nunca intentó dar a conocer su obra y nadie ni
sus más allegados conocieron su talento. Además, era pobre, primero trabajó en
un bar clandestino y años más tarde como niñera.
Vivian sacó
más de 100.000 negativos de los cuales no se descubrieron ni se dieron a
conocer hasta años después de su muerte.
Cuando
recibió una pequeña herencia (por la muerte de su tía), decidió gastarse todo
su dinero en un viaje alrededor del mundo.
Maier siempre
firmaba con un nombre falso y además odiaba a los hombres, no dejaba que la
tocasen ni mirasen.
En los
últimos años de su vida, se quedó sin vivienda, pero los tres hijos Ginsberg a
los que había cuidado como niñera le pagaron el alquiler de un apartamento y
cuidaron de ella hasta su fallecimiento en 2009.
En diciembre
de 2008, cuando caminaba sobre hielo, se cayó y golpeó en la cabeza. Fue
llevada a una residencia de ancianos en Oak Park donde falleció cuatro meses
después, a los 83 años.
Vivian murió
sin enseñar su fascinante trabajo, actualmente ésta fotógrafa ha adquirido
mucha fama por lo que se están exponiendo sus fotografías por todo el mundo, la
gente la adora cada vez más.
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